Cómo potenciar la autoestima en adolescentes

Iu, de 13 años, se hallaba en mi consulta, en la primera entrevista. Estaba siendo complicado que levantará la mirada de la alfombra y que respondiera con algo más que monosílabos. Así, que saqué uno de mis juegos terapéuticos – que suelo usar en tratamiento- pero que, en estas ocasiones, uso para “tirar del hilo” y le pregunté si quería jugar conmigo. Su cara pareció iluminarse, como si hiciera mucho que no le hubieran propuesto tal cosa, y, a partir de ese momento, la conversación fluyo lo suficiente como para ver que Iu no confiaba para nada en si mismo o que no era capaz de encontrarse, tan sólo, cinco cosas positivas y, sin embargo, sí una larga lista de cosas negativas. Si, a eso le añadíamos su frustración con el juego, era suficiente para ver que Iu tenía baja autoestima.

Diferencias entre adolescentes con alta y baja autoestima

Cuando un adolescente tiene una autoestima alta, se sabe valioso y competente. Entiende que aprender es importante y, por tanto, no le importa pedir ayuda si le es necesaria.

Además, es responsable de sus propios actos y se puede hacer responsable de otras personas, por ejemplo, de sus hermanos menores

Es capaz de relacionarse adecuadamente, especialmente, con sus iguales, con los cuales tiene una actitud cooperadora y prosocial, con una buena comunicación

Confía en sí mismo y en su capacidad para influir sobre los sucesos, aunque es capaz de hacer autocrítica y, por tanto, de aprender de sus errores.

Por el otro lado, un adolescente con baja autoestima, no confía en sí mismo y, entonces, tampoco en los demás, porque cree que no tiene capacidad para controlar los sucesos.

Suele ser tímido, hipercrítico, poco creativo y puede desarrollar conductas regresivas, poco sociales, agresivas, desafiantes o de riesgo. Todo ello, produce rechazo en los demás en los demás lo cual, a su vez, repercute en su autovaloración

Factores que influyen en la formación de la autoestima

  • Personales: imagen física, habilidades físicas e intelectuales
  • Personas significativas: padres, hermanos, profesores, amigos,…
  • Factores sociales: valores, creencias, cultura,…

Entra dentro de la normalidad que, en un momento puntual, cualquier adolescente pueda dar muestras de una autoestima inferior a la que suele tener. ¿Cuándo es un problema? Cuando deja de ser puntual, para alargarse en duración o intensidad, entonces, es el momento de consultar con un profesional porque, muy posiblemente, existe algún problema que causa esta disminución de autoestima

¿Qué pueden hacer los padres para potenciar la autoestima de sus hijos?

  • Estos son importantes para todos pero, especialmente, para unos adolescentes en búsqueda de identidad ya que aportan valor positivo a la misma. Debemos pensar que una crítica excesiva es vivido como un rechazo para nuestro hijo y, por tanto, produce una baja autoestima.
  • Los padres solemos pedir respeto a nuestros hijos adolescentes pero no debemos olvidar que los debemos tratar con, al menos, el mismo respeto. Por tanto, hay que poner sumo cuidado en qué se les dice y, por supuesto, cómo se les dice, haciendo uso frecuente del “por favor” y el “gracias”; que seáis los padres, no significa que estas palabras no deban estar en vuestro vocabulario en la relación con vuestro hijo adolescente. Y, todo ello, sin olvidar que esto es de doble dirección y, por ello, se les debe pedir lo mismo a los hijos.
  • No son perfectos. De hecho, nadie lo es. Y es que, la perfección no existe, afortunadamente, para todos. Y, aunque opines lo contrario, acabarás aceptando que te hallas en un error, con lo cual estaría bien que aceptarás a tus hijos, así, tal y como son, con errores, incluso. Realmente, el mundo sería un lugar mejor si todos tuviéramos la capacidad de aceptar que los otros son igual de humanos que nosotros y que cometen errores porque, entonces, tendríamos más capacidad de perdón de la que tenemos. No obstante, si tú si eres así, la aceptación ayudará a tus hijos a sentirse más seguros de sí mismos y a desarrollar una imagen positiva.
  • Escuchar. Si no ponéis atención – o lo hacéis, pero con cara de soberano aburrimiento- o si, después, actuáis, como si hubiera explicado “ una tontería”, vuestro hijo adolescente acabará pensando que no es importante. En este caso, hay que escuchar atentamente para poder contestar lo que os pregunten, de forma clara y honesta, siendo muy importante reconocer si no sabéis alguna cosa, no os preocupéis, no pasa nada, no vamos a saber todo acerca de todos los temas que interesan a nuestros adolescentes porque ellos no esperan, tampoco, que seamos perfectos sino sólo que seamos sus padres.
  • Tomar sus propias decisiones. Es muy importante y necesario tomar decisiones en esta vida, a veces, lo podéis fomentar de una forma tan simple como es jugando al ajedrez o a damas, en que cada movimiento supone una decisión que puede acertada o no. Una vez que vuestros hijos toman una decisión, en la vida, es importante que les pidáis compromiso, en el sentido de cumplirlas y asumir las consecuencias.
  • Responsabilidades. Es importante que, a medida que vuestro hijo adolescente se va haciendo mayor, tome responsabilidades, tanto en casa como fuera de ella, porque es una forma de fortalecer su autoestima.
  • Resolver problemas. Ciertamente, si pudiéramos todos los padres protegeríamos a nuestros hijos, todo el resto de su vida, de cualquier fracaso, frustración o desilusión. Sin embargo, del fracaso, también, se aprende.
  • Fomentar intereses. Es importante que los padres apoyemos todas aquellas actividades encaminadas a fomentar los intereses tanto presentes como futuros de nuestros hijos adolescentes porque, de ello, se derivará una buena autoestima.

Pautas acerca de se debe evitar

  • Culpabilizarlos. De hecho, la culpa es un sentimiento bastante inútil para todos los seres humanos y sólo sirve para hacer daño. Tened presente que si vuestro hijo/a adolescente ha hecho algo – por mucho que no os guste- ya no se puede volver al pasado. Si que podéis tener una buena conversación en aras de sacar conclusiones beneficiosas, para todos, de manera que dicha circunstancia no se vuelva a repetir en el futuro. Tenéis que pensar que si lo único que hacemos, ya sea por decepción, desengaño o enfado, es culpar a nuestros hijos, lo que ellos están aprendiendo es a hacer lo mismo con sus futuros hijos.
  • Las correcciones, en privado. Es muy importante – y va en el mismo sentido del apartado anterior – no corregir en público, porque lo entenderán como que les respetáis y, por tanto, aprenderán a tratar así a otras personas.
  • No exigir que sean adultos. Todos tenemos derecho a vivir cada una de las etapas de nuestra vida y, demasiadas veces, las exigencias de los padres van encaminadas a compensar ciertos deseos que no corresponden con los de los hijos. En este sentido, aprendamos a escucharles más, como ya se ha dicho.
  • Aconsejarles. Pero, cuidado con la sobreprotección – de la cual hablaremos, próximamente – que, en forma excesiva, es tan mala como un permisivismo excesivo. Vuestro hijo adolescente tiene que cometer errores, no muy graves, de ahí viene que le debéis aconsejar, porque sólo cometiendo errores es como se aprende y se crece emocionalmente.