El síndrome del emperador y los estilos educativos parentales

En estas semanas, son abundantes las consultas de padres y madres que creen ver en sus hijos los rasgos del síndrome del niño tirano, del niño rey o del emperador – ya descritos en otros posts – Y, aunque no siempre aciertan, y, muchas veces, bajo el disfraz aparente de dicho sindrome se esconden depresiones infantiles o estrés infantil – ¡ sí, sí!, los niños también se estresan – u otros trastornos, lo cierto es que, también, muchas veces, quizás demasiadas, es un caso más de niño/a con el síndrome. Y, también, una vez más, que los padres suelen decir ”… ¡ nosotros no hacemos nada mal!…” ¿ seguro?
¿Por qué?

El síndrome del Emperador aparece, justamente, cuando un niño/a debería ser feliz y hacer feliz a su entorno y, sin embargo, se convierte en todo un símbolo de baja tolerancia a la frustación, siguiendo el modelo predominante en la sociedad actual, caracterizada por la impaciencia y “lo que quiero, lo quiero y ¡ ya!” lo cual acaba produciendo que el menor quiera hacer las cosas tal y como él/ella dictaminen, ante lo cual, nada lo va a detener.

De alguna manera, no es más que un reflejo de nuestra sociedad imperante, centrada en el individualismo, en el obtener “tus metas” y si, para ello, tienes que pisar los pies al vecino, lo haces, sin ningún tipo de sentimiento de culpabilidad;una sociedad en la que hallamos, fuera de los parámetros de la moralidad, hacer daño a esa misma persona pero ¡ uy! que esté/está se cuide mucho de meterse en nuestro camino…pues, todo ello, y mucho más, – el pasotismo, la falta de compromiso moral con los demás, no hacer un esfuerzo por ser integros o por tener un proyecto de vida – producen daños irreparables en la educación y,especialmente, en los valores que los padres transmiten a los hijos.¿ Quiero, con ello, decir, ahora, que los padres son culpables del Síndrome del Emperador? ¡ No, en absoluto! Nadie quiere la culpa lo cual, en parte, es lógico, porque no pertenece a nadie, en concreto. Pero sí decir que los estilos parentales de educación pueden ser un factor altamente influyente en el desarrollo de este Síndrome.

Causas del aumento del Sindrome del Emperador

Padres maltratados por sus hijos, los ha existido siempre. Simplemente, con el auge de las nuevas tecnologías, el fenómeno se ha globalizado y viralizado. Pero, asimismo, también es cierto que dicha violencia paterno-filial se ha acrecentado de forma exponencial a lo largo de los últimos años de modo que el hijo/a no quiere escuchar ni entender lo que sus padres tratan de enseñarle y ello es plurifactorial; desde el aumento de la violencia generada en ciertas bandas urbanas – especialmente, ultras, skins y bandas latinas – así como el aumento de las agresiones violentas, las violaciones y los homicidios que, además, son ampliamente, difundidos por los medios de comunicación, el alarmante aumento del acoso escolar – ya sea en forma de bullying como de ciberbullying – y el hecho de que los menores puedan observar de sus procéres tanto violencia fisica como psicólogica más todo aquello que puede rodear un divorcio conflictivo como pueden ser las duras pugnas legales.

¿Qué hacemos cómo padres?

Cuando la violencia paterno-filial está en cotas muy elevadas, se entiende que, muchos padres, hayan pensando, en algún momento, en recurrir a la justicia o a centros de menores. Sin embargo, esto implica una denuncia previa de los padres hacia sus propios hijos, ¿ es tan sencillo, entonces?

Está claro que, no y que sólo se toma esta vía cuando los padres se hallan desbordados emocionalmente.

¿ Qué ocurre, entonces? Afortunadamente, en el Estado tenemos una doble red; una red pública de salud mental infantil y juvenil -–aunque, ciertamente, necesitariamos que, en casos como estos, fuera más agil – y una red de salud privada constituida por psicólogos clínicos y psiquiatras que posibilitan intermediar entre el niño/adolescente violento y su familia e, incluso, en algunos casos, la justicia, para evitar desbordar, asmismo, la red pública.

¿Existe relación con el acoso?

No deja por menos que llamar la atención que el niño/adolescente violento en casa, lo es, también, en el colegio. El motivo es que tanto la violencia paterno-filial como cualquier forma de acoso significan una forma de dominio por parte de un individuo hacia otro/s – con lo que supone de ganancias económicas o, generalmente, emocionales “soy el/la líder” – con lo cual una vez probado, la tentación de seguir usandólo se perpetua, si no se hace algo para evitarlo. Por ello, si un/a adolescente consigue controlar a sus padres – hasta el punto de que estos sientan verdadero miedo – el acoso en el instituto – usando pretextos, muchas veces, insignificantes “ es timido/a”, “es feo/a”, “esta gordo/a”, “no me gusta”, será un mero “juego de niños”.

El otro día, un adolescente, víctima de una de estas situaciones,rompía la sesión – con lagrimas por ambas partes – cuando me preguntaba “¿ la maldad existe?” Es díficil hacer entender a las víctimas algo muy antagónico; sí, la maldad existe, pero tus victimarios no son malos en sí, estan enfermos, muy enfermos.

¿Los padres saben educar?

Según diversos estudios, los hijos pueden ser indisciplinados e, incluso, violentos sin haber visto esté comportamiento en sus padres, al contrario; muchos padres de hijos violentos se preocupan, realmente, y desde el inicio de sus problemas, por sus hijos.

Evidentemente, dichos padres lo hubieran podido hacer mejor e, incluso, quizás hubieran podido evitar la conflictividad de sus hijos si hubieran contado con la ayuda necesaria, en estos casos. Pero, aún así, no podemos “culpar” a los padres por el resultado, por varios motivos; muy probablemente, hicieron todo aquello que estaba en sus manos y sabían; objetivamente, lo que hicieron, hubiera sido suficiente en la gran mayoría de los niños; los recursos y ayudas son limitados y, si hubieran tenido alguna, quizás, el resultado sería distinto.

Sin embargo, por otro lado, sí que nos hallamos con padres negligentes o con padres que no saben educar a sus hijos y, con el tiempo, se acaban encontrando con un niño tirano, ya que no saben qué hacer cuándo sus hijos empiezan a tener una manera de comportarse complicada.

Por último, estan los padres maltratadores y, en estos casos, sí podemos decir que la violencia se transmite. Hablamos de unos padres que se lo deberían haber pensado mejor antes de tener hijos – poque les llevan a una vida con alcohol, drogas, marginación y delincuencia – lo cual comportará que, en un elevado porcentaje, sus hijos reproduzcan los mismos patrones. Sin embargo, en la actualidad, en dichas familias, también aparecen hijos tiranos que tratan con actos de violencia y amenazas a sus propios padres, quizás, como forma de rebeldía a un mundo que ellos no han elegido.

¿ Son, en la actualidad, los padres menos competentes educando?

Si nos referimos a generaciones anteriores, la respuesta sería afirmativa. Sin embargo, esta “incompetencia” no la hemos de entender en un sentido restringido de que “no quieren educar” o “no han aprendido a educar”, sino en uno más amplio de “responsabilidad”.

Un dato- que figura en todos los estudios – y que, sin embargo, resulta sorprendente es que estos padres incompetentes sean la generación más educada – en el sentido de mayor nivel de estudios – que nunca ha tenido este país, en que los niveles de bienestar son, asimismo, altos para las clases medias.

¿Por qué me es díficil educar a mi hijo/a?

Los diversos avances han elevado nuestro nivel de comodidad pero ello se ha visto acompañado de un importante desarrollo de la filosofía del consumismo, en la cual vivimos inmersa, de manera que todos queremos satisfacciones inmediatas. Así, el éxito y el prestigio social depende, en cierta manera, de la posibilidad de acceder a estos bienes de consumo, cuánto más caros, ¡ mejor!.

  • Nunca había existido una sociedad como la nuestra en donde estuviera tan claro que se podía vivir “deprisa y sin disciplina”, siempre y cuando, uno se dejará tentar por el camino equivocado. Delinquir pasó de ser fácil – porque circulaba mucho dinero – a ser la única vía para algunas familias – que no tenían ninguna otra forma de substituir-y, al mismo tiempo, se usan alcohol y drogas para “pasarlo bien”, evitando una realidad, que, a menudo, no nos agrada.
  • A los niños se les exige mayor tiempo de aprendizaje obligatorio – además, del voluntario posterior – con lo cual se retarda el momento en que los jóvenes acceden al mundo profesional, a la función de responsabilidades. De alguna manera, el mensaje que se transmite a los chicos/as es “ aprovechad todas las oportunidades que el sistema educativo os da para formaros, disfrutad y sacad provecho. Luego, ya nos devolveréis la inversión siendo unos buenos ciudadanos, contribuyendo y padres de familia”. Sin embargo, esta idea no encaja, en absoluto, cuando quienes la reciben son jóvenes dificiles- que acabarán convirtiendóse en hijos/as tiranos o acosadores de sus compañeros- o padres súperocupados o súperestresados, que no se darán cuenta de lo que está sucediendo o les tenderán a exculpar, debido al poco tiempo que pasan con ellos/as, hasta que les afecte muy directamente.
  • A veces, hay una tendencia a pensar que porqué los padres tengan X o Y título universitario, ello les da inmunidad para no sufrir estas problemáticas. Esto no es así; muchas veces, dichos padres, se sienten poco alentados, poco valorados, altamente estresados, muy presionados, en sus trabajos.De modo que ya no se sienten igual de seguros que se solían sentir, sino que se hallan en constante hipervigilancia, con una competitividad virulenta, y dispuesto a reciclarse, ser creativo, innovador…Esto impide que, muchas veces, se den cuenta de lo que, realmente, está sucediendo en su casa, hasta que no reciben una llamada de queja y otra y otra…¿ qué pasa? Allí empieza a conocer, en realidad, a su hijo/a.
  • Otro de los problemas importantes dentro de la pareja de padres es la conciliación de roles, ¿ quién se ocupa de los niños?, ¿ cómo conciliar el papel de madre y profesional? ¿ pero porque no conciliamos el papel de padre y profesional? Aquí, empiezan las disputas y, aquí, es donde muchas parejas acaban en divorcio; de hecho, la tasa de divorcio esta aumentando. Resultado de ello, son muchos díficiles viviendo solos con sus madres.

Diferenciar el Síndrome del Emperador de otros trastornos psicológicos

Los emperadores de Roma decidían sobre la vida y la muerte de los gladiadores con sólo levantar o bajar el pulgar, y se creían representantes de los dioses en la tierra. Por tanto, su voluntad debía ser respetada, para evitar su cólera.

Existen otros trastornos que reunirían estas características y podrían parecer, por tanto, un Síndrome del Emperador, tratándose de trastornos psicológicos más graves, como:

  • Psicopatía pueden existir niños con una profunda ausencia de conciencia y un comportamiento orientado a explotar y abusar de sus progenitores. El “poder” del emperador se observa cuando al joven se le lleva la contraria, entonces ha de vengarse y, para ello, castigara a los que han incumplido. Sus características principales, son:
    1. “carisma propio” que esconde un ego de gran intensidad, convencimiento oculto de es muy superior a los otros, y que tener que aceptar las instrucciones de los que tienen autoridad sobre él es una molestia
    2. ncapaz de sentir las emociones morales básicas y de vincularse de manera honesta y sincera con alguien; el “otro” es un obstáculo o un recurso a favor de sus propósitos
  • Trastorno antisocial de la personalidad. Se caracteriza por la ausencia de conciencia. Su diagnóstico exige que la persona cumpla, al menos, tres de los siguientes criterios;
    1. incapacidad para cumplir con las normas de la sociedad
    2. engaño y manipulación
    3. impulsividad
    4. irritabilidad y agresividad
    5. despreocupación por la propia seguridad o la de los demás
    6. irresponsabilidad
    7. falta de remordimientos o sentimientos de culpa

¿ Cómo es el perfil de un hijo/a tirano?

Se trata de un/a chico/a, de clase no marginal, que usa la agresividad verbal o física para obtener privilegios – llegar más tarde, no tener hora de llegada,… – o cosas. De esta manera, si los padres acaban teniendo miedo – ¡ sí!, de su propio hijo/a – acabarán tomando el “control” y /o el “dominio” de la situación en casa

Los tipos de expresión de este síndrome, son diversos y dependen del grado en que manifiesten determinadas características. Así, si ya estamos hablando de jovenes, podríamos decir que, entre otros, los perfiles son:

  1. violento/explotador
  2. irresponsable/vago
  3. delincuente/drogadicto
  4. temerario, impulsivo/buscador de riesgos
  5. encantador/seductor
  6. mentiroso/manipulador.

De la misma manera, nos podemos encontrar con diversas variedades de hijos tiranos;

  1. Trabajador Su falta de conciencia es moderada. Para ellos, el éxito depende de tener un título que poder mostrar de manera que le permita trabajar de ello. Si los padres no le imponen muchas restricciones a sus deseos, su convivencia será soportable
  2. Envidioso Piensan que la vida les ha estafado porque ha otorgado a otros cualidades que él, en realidad, tiene y que ese “otro”no merece. Por ello, cree que debe vengarse del “otro”, para corregir la situación y devolverse a si mismo lo que cree suyo
  3. Narcisista No son capaces de entender sus propias emociones en otras personas, debido a su falta de empatía. Estos corren el importante riesgo de llegar a adultos y perder a las personas de su entorno, hartas de sufrir a una persona que es, absolutamente, incapaz de ponerse – ni una sola vez- en su lugar

Pautas para intentar prevenir el Sindrome del Emperador
Si sois padres de un niño/a con un carácter díficil y tenéis cierto miedo a que pueda desarrollar el Sindrome del Emperador, debéis tener en cuenta

  1. Cuidar de las necesidades emocionales de vuestro/a hijo/a, de una forma dedicada y competente y, observar – especialmente- todo aquello que ocurra en su educación
  2. Tener en cuenta que, en la escuela se enseña pero en casa, se educa, sobretodo, en valores y sois vosotros quienes le debéis fortalecer emocionalmente; espirítu positivo, tener sentimiento de culpa, saber pedir perdón,ser integros, entusiastas, seguros de si mismos y enfocados a metas
  3. No dejéis nunca la autoridad en manos de vuestros hijos menores, ni para decisiones menores; otra cosa distinta es que lo decidáis entre todos
  4. Estableced límites muy claros de comportamiento y algo que, muchas veces, dicho en sesión, llama la atención; toda casa, toda familia debe tener unas normas mínimas que, también, podéis estableced de mutuo acuerdo
  5. Si aparece cualquier rasgo del Sindrome del Emperador, es mejor hacer una visita temprana a un/a profesional y que os deje tranquilos que esperad a que se haya establecido
  6. Promover la participación de los hijos en actividades voluntarias

Estilos educativos familiares, resolución de conflictos y Sindrome Emperador

Cuando se da un conflicto, cada familia adopta un estilo familiar que es una forma más amplia de referirse a los estilos educativos parentales. De hecho, podemos distinguir cinco tipos de estilos familiares ante la resolución de conflictos y, teniendo en cuenta el Sindrome del Emperador:

  1. Evitarlo.El conflicto es secreto, de manera que los padres no van a ayudar al hijo/a a reconocer y aceptar sus emociones puesto que nos hallamos ante una familia demasiado ocupada en fingir que “todo va muy bien”, cuando no es cierto. Sus hijos aprenderán a enfrentarse a sus problemas, sólo si alguien externo es capaz de liberar su “secreto” – sin que se sienta que esta siendo desleal a la familia -y le dé herramientas.
  2. Ataque ¿ Tenemos un conflicto?Hay que hacerlo desaparecer lo cual provoca una situación de crisis familiar ya que los padres no cntrolan su rabia, hieriendo al resto de miembros de la familia los cuales lo aprovechan para herir, entre ellos, los hijos que se llenan de rabia y de la creencia de que la venganza es la única forma de resolver los conflictos.
  3. Divide y vencerás ¿ No puedes con tu enemigo? ¡ Unéte a él! De manera que son los típicos padres permisivos hasta hacer que los límites desaparezcan, no imponen normas, ¿ en casa?¿ para qué?, y cuando sus hijos tienen alguno de sus frecuentes estallidos de rabia, se encuentran sin herramientas para hacerles frente. Es por ello que, en ese momento, acaban ambos padres enfrentadoso, también con frecuencia, con el otro/a hermano/a, con lo cual toda la familia acaba entrando en un bucle en el cual no se resuelven las diferencias ni los problemas.Sino, al contrario, cualquier pretexto será suficiente para acabar enzarzados en una guerra.
  4. Paralizado por el miedo Se analiza el conflicto y todo aquello que lo envuelve, buscando la razón de su inicio.Los hijos son poco prácticos para resolver el conflicto presente o evitar que vuelva a suceder.
  5. Oportunidad de cambiar enseñar a controlar el conflicto que, junto, con la rabia pueden ser motores de cambio y no energías destructivas. Las explosiones de rabia pueden transformarse en expresiones asertivas de necesidades de manera que, padres e hijos, pueden mantener una tregua durante la cual llegarían a acuerdos.

BIBLIOGRAFÍA

  • Alonso. 2007. Niño, pórtate bien. Supervivencia para padres con hijos de 0 a 12 años. Editorial Síntesis. Madrid.
  • Dolto. 2004. ¿Niños agresivos o niños agredidos? Editorial Paidós. Barcelona.
  • Eastman y Craft. 2000. Consejos para lograr la armonía familiar. Editorial Alfaguara. Madrid.
  • Garrido. 2005. Los hijos tiranos. El síndrome del emperador. Editorial Ariel. Madrid
  • Garrido. 2007. Antes que sea tarde. Cómo prevenir la tiranía de los hijos. Editorial Nabla. Barcelona.
  • George. 2003. Mi hijo desobedece. ¿Qué decir?¿Qué hacer? Editorial Síntesis. Madrid.
  • Juez. 2003. Decir no a los hijos. 60 respuestas para padres desorientados y dubitativos. Editorial Síntesis. Madrid.
  • Hart. 2006. Sin miedo a educar. Editorial Ciudadela. Barcelona.
  • Larroy. 2007. Mi hijo no me obedece. Soluciones prácticas para padres desorientados. Editorial Pirámide. Barcelona.
  • Meeks. 2006. Recetas para educar. Una guía que ofrece soluciones prácticas y simples para acabar con los conflictos cotidianos. Editorial Medici. Madrid.
  • Pearce. 2000. Berrinches, enfados y pataletas. Editorial Paidós. Barcelona.
  • Actas do X Congresso Internacional Galego-Português de Psicopedagogia. Braga: Universidade do Minho, 2009 ISBN- 978-972-8746-71-1