¿Qué NO te atreves a preguntarme?

En muchas ocasiones, los pacientes nos hacen preguntas, que no atañen, estrictamente, a su curso clínico, y que nos dejan a los psicólogos “fuera de juego”, aunque sólo sea por unos instantes. Otras veces, sin embargo, lo que ocurre, es que no se atreven a preguntar ya sea por vergüenza, por timidez, “no vaya a echarme” o porque, en un gran número de ocasiones, nosotros solitos nos armamos una gran tormenta en la cabeza cuando ni tan sólo truena.

En cualquier caso, lo que vais a encontrar en las siguientes líneas son preguntas, más o menos comprometidas, ya fuera a nivel personal o contextual, recogidas desde hace un tiempo de práctica clínica. Obviamente, no están todas las que son ni son todas las que están. ¿Empezamos?

¿He de llamar Dr/a a un psicólogo?

Normalmente, los psicólogos clínicos, que son aquellos que atienden a pacientes ya sea en hospitales o en consultas privadas, son Licenciados – actualmente con Grado – en Psicología y, por tanto, no les correspondería tal título aunque, bien es cierto, que, muchos pacientes, acostumbran a utilizar el Dr/a. Sin embargo, algunos psicólogos han cursado doctorados y son doctores, y, por tanto, les correspondería el título de Dr/a en psicología. En este punto, deberíamos aclarar que muchos médicos y dentistas- entre otros profesionales – sólo son licenciados y se los llama de todas maneras “doctores” por costumbre.

¿Todos los psicólogos son psicoanalistas?

No, un psicólogo puede no ser psicoanalista. El psicólogo es un licenciado en psicología que ha estudiado muchas teorías, entre ellas el psicoanálisis -que es una de sus orientaciones-. Sin embargo, existen otras orientaciones: cognitivo-conductual, humanista, sistémica, estratégica breve, positiva, Gestalt, aceptación y compromiso,…e, incluso, algunos psicólogos, tienen una orientación de base como, por ejemplo, la cognitiva-conductual, pero coge elementos de otras orientaciones para elaborar sus intervenciones, entonces, se dice que su orientación es ecléctica.

El psicoanalista no, necesariamente, es psicólogo; de hecho, Freud era neurólogo. Por tanto, los psicoanalistas se basan en las teorías freudianas, en la escucha activa, el inconsciente, los actos fallidos o el análisis de los sueños.

¿Por qué algunos psicólogos, y otros no, usan un diván?

Los psicoanalistas usan diván con algunos pacientes. Si son de cualquier otra orientación, no usarán diván

¿Cuál es la diferencia entre un psicólogo y un psicólogo social?

El psicólogo social esta entrenado para trabajar con grupos pero no puede atender clínicamente. Los psicólogos que no sean sociales, suelen ser clínicos, que son aquellos entrenados para trabajar con personas y que pueden atender clínicamente.

¿El psicólogo me dirá lo que tengo que hacer?

No,el psicólogo no le dice al paciente lo que tiene que hacer, de la misma manera que no le dice  lo que está bien o lo que esta mal. El psicólogo ayuda al paciente a descubrir qué le bloquea, qué conductas le benefician, cuáles pueden alterarle pero, al final, es el paciente quien toma sus propias decisiones sin que  el psicólogo imponga su criterio sino que aconseja pautas saludables, tareas para casa y comportamientos positivos.

El psicólogo no es un juez, sino que entiende las dificultades que todo proceso de cambio conlleva y lo observa de forma objetiva. Pero no ejerce el rol de padre, ni madre, ni amigo. Es una persona orientada a la relación de ayuda.

¿Los psicólogos hipnotizan de verdad?

Sólo pueden hipnotizar aquellos psicólogos preparados, es decir, que tengan formación en hipnosis clínica. Nunca se debe hacer sin la formación y la práctica necesaria, que debe acreditar con algún documento que esté a la vista del paciente.

Obviamente, todos aquellos psicólogos con la debida preparación, realizan su trabajo adecuadamente y de una forma correcta

¿Y si me da vergüenza hablar de algunas cosas con el psicólogo?

Será totalmente comprensible. El paciente no debe contar nada que no quiera, pero tiene que pensar que el psicólogo está obligado a guardar el secreto profesional, por tanto, nada de lo que vaya a decir saldrá de las cuatro paredes de la consulta. Por ello, cuánta más información pueda aportar al psicólogo, éste más le puede ayudar en su problema, quedando claro que siempre prevalece el derecho a la intimidad del paciente.

Estas resistencias son normales al inicio de toda terapia, pero,  a lo largo de las sesiones, el profesional facilitará los desbloqueos y el aumento de la confianza del paciente, ayudando a que exprese todo aquello que le pudiera producir dolor, miedo, vergüenza, o incluso, que pudieran haber quedado olvidada

¿Puedo engañar a mi psicólogo?

Sí, ¡claro! Pero, ¿para qué te sirve?. El trabajo terapéutico se basa en un contrato de honradez por ambas partes, en el cual se parte del supuesto de que el paciente quiere superar su problema y que se pone en manos del profesional para que le ayude. Por tanto, si el paciente tiene la intención de engañar es difícil que lo detecte de forma inmediata, aunque, con el tiempo, captará contradicciones en el discurso, “pérdidas de memoria” inexplicables, cambios de opinión aún más inexplicables… La cuestión es cogerlo todo, conectarlo… y si estas simulando, acabarás por caer en tu propio engaño. En cualquier caso, debes pensar que el engañado, realmente, no es el psicólogo, sino tú mismo que estás perdiendo tu tiempo y tu dinero.

Algo muy distinto, son las resistencias de las que hablábamos en el punto anterior, es decir, que el paciente sienta reparos para contar determinadas cosas. A medida que el profesional facilita que se construya la confianza –la alianza terapéutica que debe ser fuerte-  se irán desvelando esos ‘secretos’. Que ocurra ésto entra dentro de los parámetros “normales” en toda terapia

¿Por que los psicólogos no hablan de su vida personal?

De hecho, esto depende de la orientación teórica del psicólogo, de manera que, algunas orientaciones, son muy rigurosas y, otras, mucho menos. En las primeras, los terapeutas buscan que el paciente se focalice, únicamente, en su propio entorno, evitando que el psicólogo quede como un ideal o un modelo a seguir.

¿Un psicólogo puede tener algún tipo de vínculo con sus pacientes, ya sea una relación comercial, amorosa o de amistad?

No, está contraindicado ya que afecta directamente la terapia – tal y cómo ya comentamos en el artículo- “¿Pueden ser amigos psicólogo y paciente?”-. Sin embargo, ello no implica que el psicólogo deba ser una momia, pero sí debe poder mantener una distancia, por el bien del paciente.

¿Un psicólogo puede mantener relaciones sexuales con un paciente?

Un psicólogo debe mantener una relación profesional con sus pacientes, así como los componentes éticos y las obligaciones legales recogidos en el Código Deontológico de cada Colegio Oficial de Psicólogos de cada provincia (incluso, tiempo después de que dejen de ser ‘sus pacientes’).

Según algunas orientaciones terapéuticas se aconseja mantener una estricta separación entre los campos social y profesional, evitando cualquier solapamiento entre los amigos/acompañantes y los pacientes, por ejemplo, es conveniente rechazar invitaciones a festividades privadas de los pacientes.

El psicólogo debe preservar con el mayor respeto el marco terapéutico y a su paciente, y, evitar cualquier tipo de relación sexual, incluso, aunque fuera sugerida por el/la paciente.

Si es el profesional que le atiende se extralimita, sepa que puede denunciar esa situación tanto en el ámbito penal como ante la Comisión Deontológica del Colegio Oficial de Psicólogos

¿Los psicólogos tenéis problemas?

Exactamente igual que cualquier otra persona. Los psicólogos no somos una especie rara venida de Marte, no tenemos antenas y topos, somos personas que sufrimos y disfrutamos, igual que cualquier otra persona. Para poner una comparación, es cómo preguntarle a un médico si se puede poner enfermo ¿Puede? ¿o, el hecho de ser médico, le convierte en inmune?

Siguiendo la comparación, es cierto que cada profesional puede intentar aplicar, más o menos, sus conocimientos y habilidades a su propia vida; ello no invalida la aplicación precisa de sus técnicas sobre otros (de la misma forma que un cirujano cardiovascular que fuma puede seguir siendo un excelente cirujano).

¿Los psicólogos os enfadais?

¡Por supuesto! Nos enfadamos pero también estamos muy tristes, estamos alegres, sorprendidos, e, incluso – pero, guardarme el secreto – tenemos miedo… porque somos personas y tenemos emociones igual que cualquier paciente.

La única diferencia es que hemos aprendido a controlarlos para que no surjan estando en consulta, al menos, algunas de ellas. Y si, raramente, nos enfadamos, seguramente, hay un motivo detrás que el paciente que tenemos delante desconoce – por ejemplo, un paciente en riesgo, un paciente grave o acabamos de dar una mala noticia – y esto haría estallar los controles de la persona más controlada existente. Y- si eso pasa- el psicólogo es capaz de pedir disculpas pero, ¿es capaz de aceptarlas el paciente?

¿Los psicólogos estáis todos locos?

Los psicólogos estamos igual de “locos” que  la población general y ejercer la profesión no es una garantía contra la locura. Lo cierto, es que el ejercicio de la psicología produce un gran desgaste mental y puede producir alteraciones en el humor y en la personalidad como lo hacen las profesiones que se dedican al contacto con la gente, como médicos y enfermeros, especialmente con población enferma.

¿Puede el psicólogo dejar de atender a alguien porque le cae mal?

No, porque iría en contra del Código Deontológico. Lo que sí puede decidir el psicólogo es no atender a alguien si piensa que no le puede otorgar la atención que merece debido a que se trata de un caso muy complicado, para el cual no cree estar suficientemente preparado, por ejemplo. En este caso, lo más habitual es que haga una derivación; es decir, envíe al paciente a un compañero del cual sea reconocida su preparación en el área necesaria. Desde ese momento, la persona se convierte en paciente del segundo psicólogo, siendo que el primero – debido a la relación profesional existente – puede poner en antecedentes de la historia del paciente al segundo, para un mejor tratamiento.

¿Puede el psicólogo ayudar a un paciente que no quiere su ayuda?

No, no hay ningún motivo por el cual con los psicólogos ocurra algo diferente a lo que pasa con los médicos, es decir, no se puede ayudar a quien lo que hace es poner impedimentos para recibir dicha ayuda.

A la consulta de un psicólogo puede acudir un paciente porque, en las últimas semanas, ha notado algún cambio en su estado de ánimo o en su conducta y esta alteración interfiere en sus relaciones interpersonales, académicas, laborales, familiares, e, incluso, con su propio yo. Lo primero que hará el psicólogo es preguntarle en qué situaciones ha experimentado esta sintomatología y en qué consistían, exactamente, los cambios. El psicólogo, igual que el médico, necesita información para poder establecer un determinado diagnóstico.

Pero, para todo ello, es fundamental la voluntad del paciente de participar en la relación terapéutica puesto que es una relación al 50% para lo cual se precisa de la actitud positiva del paciente

¿No se aburren los psicólogos de escuchar a tantos pacientes?

Es posible; eso depende del terapeuta y de la pasión que ponga en su trabajo. Si es poca, obviamente, acabará aburriendóse. Si es un apasionado – como yo – verá que ningún paciente es igual y, por tanto, todos los días y, cada hora de la agenda, son distintos. Aunque, está claro, hay casos que pueden resultar más interesantes que otros. De todas formas, ¿puede afectar el tratamiento si un paciente aburre o divierte demasiado al psicólogo? ¿Operará mejor o peor un cirujano si los chistes que han contado en quirófano han sido más o menos graciosos?

¿Por qué algunos psicólogos cortan la sesión de repente?

Es importante que los pacientes sepan que, detrás de cada sesión, hay un trabajo previo, de preparación de la misma, con objetivos para esa sesión así como un trabajo posterior de repaso de la sesión, preparación de tareas para casa – en el caso de las orientaciones que las usan – y de diseño de la siguiente sesión. Los psicólogos que cortan de forma repentina es porque, han cumplido los objetivos, y el corte busca hacer una marcación de aquello trabajado que, de otra manera, no se podría hacer.

¿Los psicólogos anotan lo que dice el paciente o recuerdan todo?

Eso depende del terapeuta y su memoria. Hay psicólogos que prefieren anotar todo aquello que dice el paciente con lo cual se pierde el contacto visual, muy importante para aportar calidez en pacientes a los que les resulta difícil la relación terapeútica. Otros psicólogos prefieren realizar una grabación de voz de la sesión, por lo cual no tienen necesidad de realizar muchas anotaciones, no pierden el contacto visual y mejoran la calidez pero, en estos casos, deben empezar la sesión pidiendo permiso a los pacientes, especialmente, si es en una primera sesión para realizar la grabación. Si no les dan el permiso, la sesión no puede ser grabada. En caso de ser grabada, es preferible poder eliminar las grabaciones una vez traspasadas al medio adecuado que se vaya a usar para su almacenamiento.

Otros psicólogos pueden usar otros medios como la grabación en video de la sesión que, aunque era poco usada, va aumentando el número de profesionales que lo utilizan ya que en el estudio posterior de la sesión, no se pierden detalles ni de la comunicación verbal ni no verbal

Pero me preocupa la confidencialidad ¿mis conversaciones nunca serán oídas por terceros?

Obviamente, este es uno de los principios básicos de la psicología que todos los psicólogos respetamos, por tanto, el contenido de las conversaciones entre psicólogo y paciente nunca saldrá de la consulta, cumpliendo con el código deontológico del ejercicio de la profesión.

El paciente mayor de edad es el único autorizado a que sus datos, en forma de informes o cualquier otro papel que su tratamiento requiera, salgan de la consulta, si lo solicita.

Si un familiar se pusiera en contacto con el Gabinete para hablar acerca de la terapia en consulta de un paciente, sólo podría hablar con el psicólogo tras el expreso consentimiento del mismo, y el paciente será informado de dicha circunstancia. Queda excluida de este punto la comunicación al Gabinete de circunstancias fortuitas que el paciente ha solicitado sean informadas al Gabinete como cambios/anulación/petición de citas, enfermedades repentinas…

Toda la información que se solicite sobre la terapia se ofrecerá a los familiares del paciente antes del inicio del tratamiento, pero una vez iniciado el tratamiento, el paciente mayor de edad hace uso de su derecho de estricta confidencialidad.

Además, se debe cumplir con la Ley de protección de Datos de Carácter Personal: todos los datos son tratados con absoluta confidencialidad, no siendo accesibles a terceros para finalidades distintas para las que han sido autorizados.

Los datos del paciente se sitúan en un fichero el cual esta bajo la supervisión y el control del Gabinete y ante quien el titular de los datos, es decir, el paciente, puede ejercitar sus derechos de acceso, rectificación, oposición y cancelación de sus datos de carácter personal suministrados, mediante comunicación escrita.

Cuando la terapia es con menores de edad, ésta siempre debe ser autorizada por los tutores legales del menor. Cuando el menor se encuentra por debajo de los 14 años de edad, la terapia se realiza en estrecha colaboración con los padres.

Con preadolescentes y adolescentes – y tras la primera entrevista con los padres- se hace imprescindible la confidencialidad para el buen desarrollo de la alianza terapéutica, y para facilitar que el joven se exprese libremente. La comunicación entre padres y psicólogo se establecerá por carta en sobre abierto entregada por el menor, por vía telefónica en presencia del menor o en la consulta con autorización del menor. Dicha confidencialidad sólo se romperá en caso de que exista riesgo para la salud o integridad del menor y siempre se comunicará a los padres en presencia del mismo.

Estas circunstancias se valorarán por el psicólogo de acuerdo a las necesidades de la terapia, madurez del adolescente y circunstancias contextuales. Recomendamos que el menor sea el que realice los pagos tras cada consulta para ser consciente del esfuerzo económico que realizan sus padres, motivándole en la realización de tareas a realizar en su domicilio.

¿Puedo decirle a otra persona que debería consultar a un psicólogo?

A veces, una persona cercana tiene un problema que le produce gran malestar y sufrimiento. Pero no siempre esa persona está dispuesta a darse cuenta, y si se lo decimos, no lo va a aceptar.

Nuestro consejo es entender que cada persona tiene su forma de enfrentarse a su vida y sus circunstancias; de manera que, difícilmente, irá a un profesional si lo hacemos mediante el engaño (programarle una cita/encerrona), el chantaje emocional (“si me quisieras lo harías”) o a la fuerza (“¡vas porque lo digo yo!”).

Es mucho más importante sentarse con la persona e intentar comprender sus razones a través del dialogo. Pero cada caso es diferente, único, y por lo tanto, no hay una respuesta exacta para dicha circunstancia. Como norma, en general;

1. No presionarle. A nadie le gusta sentirse presionado o pensar que el otro se está inmiscuyendo en exceso en su vida intíma. Por tanto, los argumentos que se usen deberán ser moderados

2. Detectar las verdaderas cosas que son significativas para la persona, porque estas se podrán usar como un argumento que le convenza. Algunas personas pueden negarse a hacer las cosas por si mismos pero lo harían por los otros u otros motivos

3. Explotar la disonancia cognitiva. Si una persona es muy flexible en su vida cotidiana, no soportará que le digamos que su falta de flexibilidad es lo que le impide ir al psicólogo. No es que esta estrategia sea ideal pero sí servirá para que la persona lo asuma como un desafío personal.

¿Es normal que el psicólogo de una persona cercana quiera conocerme?

Sí, según la orientación teórica del psicólogo es frecuente que quiera hablar con familiares y amigos del paciente. La finalidad de esta entrevista puede ser diversa; desde corroborar lo que está diciendo el paciente hasta comprobar cómo es su entorno social, familiar, laboral, académico.

Muchas veces, puede ocurrir que lo que tu amigo/a le esté contando al psicólogo no sea del todo cierto -lo cual no significa que mienta- sino que, en ese momento, su percepción de la realidad se halla algo distorsionada y si el psicólogo se ha dado cuenta – que es lo más posible– entonces, es cuando pide que acudan familiares y amigos para tener una visión lo más válida y objetiva posible de los hechos, circunstancias y entorno.

En cualquier caso, y cómo hemos dicho en un punto anterior, siempre se pide antes permiso al propio paciente; este puede rechazar que acuda determinado familiar o amigo, o incluso todos, con lo cual nos quedamos con una visión sesgada. Si el paciente acepta que acudas a consulta como su amigo, el psicólogo no te hará preguntas comprometidas puesto que de lo que se trata es del bien de tu amigo y su paciente.

¿Puedo cambiar de psicólogo?

Es muy importante conservar siempre el mismo psicólogo para mantener una alianza terapéutica fuerte y sana, basada en la confidencialidad y el trabajo en común. Sólo se cambiará de profesional en caso de que el paciente lo solicite, por un motivo importante, o si el psicólogo considera conveniente su derivación. A menudo una intervención psicológica puede tener una estrecha relación con otras competencias profesionales. En este caso, el psicólogo informará y orientará al paciente sobre la conveniencia de cambiar o bien complementar la actuación del psicólogo con otros profesionales.

¿Podré eliminar todos mis problemas con la terapia?

La terapia cognitiva conductual ha demostrado su elevada eficacia para tratar la mayoría de los trastornos psicológicos. Pero, todas las personas somos diferentes y lo mismo ocurre con nuestros problemas y, por tanto, son muchas las soluciones que se pueden dar. Por diferentes causas, a veces, no es posible la eliminación del problema pero sí se puede disminuirlos de forma muy significativa, y el paciente aprende estrategias de afrontamiento que le ayudan a gestionar situaciones similares que puedan aparecer en un futuro. En cualquier caso, la terapia es práctica y para conseguir eliminar o reducir los problemas de los pacientes es indispensable su colaboración en la terapia

Y, para acabar,  una reflexión

¿Cuántos psicólogos se necesitan para cambiar una bombilla?

Uno, pero la bombilla debe querer cambiar.