Cómo salir del bloqueo y la inacción

Neus, 39 años, profesional de la salud, llega a la consulta triste, aparentemente, pero con una mezcla de emociones que ni ella misma sabe identificar. El aluvión de acontecimientos que, últimamente, han transcurrido en su vida, hace que se sienta abrumada y sólo pueda repetir “Es que estoy bloqueada, no sé qué hacer, ni tan solo sé qué sentir”

¿Qué entendemos por bloqueo mental?

El bloqueo mental es un mecanismo de defensa de nuestra mente que nos impide sentir determinadas emociones, resolver situaciones o actividades. Ello provoca que no pensemos claramente, afectando nuestras acciones cotidianas, limitándose así nuestra capacidad para conseguir los objetivos propuestos.

Todos, en algún momento, nos hemos podido sentir bloqueados y eso, en sí, no es malo pero, obviamente, tampoco es bueno porque disminuye nuestra eficacia para realizar nuestras tareas habituales. En ocasiones, puede afectar sólo a un ámbito ya sea el laboral, familiar, económico o de pareja.

¿Cuáles son los síntomas de un bloqueo mental?

¿Te has sentido nervioso ante una situación importante y no has sabido como reaccionar? ¿Te quedaste como “paralizado”? ¿No consigues aceptar algún aspecto de tu vida? ¿Crees que estás atrapado, sin salida? Si es así, muy probablemente, presentas un cuadro de bloqueo emocional – esté no es un diagnóstico incluido en el DSM-V-cuyos principales síntomas son:

  • Evitación de situaciones o personas por miedo, a hacerlo mal, a lo que pensarán los demás o a lo qué dirán los otros
  • Desmotivación que afecta varias áreas de la vida del paciente
  • Emociones negativas; aumentan las críticas a los demás, envidia o celos
  • Aumento de las preocupaciones
  • Se vuelve difícil tomar decisiones
  • Ansiedad

¿Qué desencadena un bloqueo?

El origen suele ser plurifactorial y, además, suele tener gran variabilidad interpersonal.
Entre las muchas causas, se hallan; experiencias traumáticas o autoestima baja.
Bajo todo ello, se esconde el estrés, la ansiedad y la frustración y, cuando se está bloqueado, se retroalimenta todos estos sentimientos.
Por otra parte, la incapacidad de tomar decisiones, nos hace sentir vulnerables, lo cual nos hace sentir ansiosos y eso aumenta aún más el bloqueo mental.

¿Sirve de algo el bloqueo?

El bloqueo se activa a intentar amortiguar el dolor producido por determinadas situaciones negativas o traumáticas, que causan un intenso estrés y, por tanto, ansiedad, como pueden ser:

  • Experiencia traumática: accidente, violación, asalto,…
  •  Muerte repentina de un ser querido
  • Ruptura sentimental
  • Pérdida del trabajo
  • Enfermedad grave o crónica
  • Cambio inesperado de ciudad

Por tanto, el bloqueo nos protege de este tipo de situaciones que podrían ser peligrosas para nuestra mente, a la vez, que nos permitirá ir aceptando –que no es lo mismo que resignarse- lo que nos ha sucedido, para volver a la situación de partida, habiendo adoptado nuevas herramientas para afrontar lo que nos ha dolido. Así, la mente se protege del estrés y se amortigua el dolor emocional.

Si no trato el bloqueo, ¿puede tener consecuencias?

Si el bloqueo se extiende a nivel temporal, produce efectos emocionales, cognitivos y comportamentales ya que se provocan unas consecuencias que pudieran llegar a ser perjudiciales, a diferentes niveles:

  • Conductual: Adicción al alcohol y a los fármacos, aumento de emociones negativas como la rabia o el resentimiento, baja autoestima y limitación de nuestras habilidades sociales.
  • Salud: Enfermedades psicosomáticas, alteraciones del sistema inmunológico o alteraciones físicas como úlceras, asma y colitis.

¿Cómo se puede evitar un bloqueo emocional?

Siguiendo algunas pautas:

  • Estilo de vida saludable: Dieta equilibrada, dormir un número adecuado de horas y hacer ejercicio de físico. En este caso, se liberan endorfinas, que son unas hormonas que nos hacen sentir placer o satisfacción, nos hacen sentir más a gusto con nosotros mismos, disminuyen la ansiedad. Todo esto influye positivamente en la toma de decisiones, acabando con los bloqueos.
  • Gestión del estrés: Cuando nos damos cuenta que estamos bloqueados, si nos paramos a reflexionar acerca de lo qué es peor que puede pasar si se actúa y, llegar a una conclusión, hacerlo o no.
  • Escritura: Funciona muy bien un ejercicio denominado de escritura libre que consiste en pensar acerca de un punto en que tengamos un bloqueo, cerremos los ojos e imaginemos todas las palabras posibles sobre ese tema. Después, inténtelo olvidar y abra los ojos. Empiece a escribir palabras al azar, sin orden, escriba oraciones que no tengan relación. Pasado un tiempo, mire las dos últimas hojas escritas y verá que el subconsciente se ha encargado de ordenarlas por usted.
  • Relajación: Mindfulness o meditación, cualquier es un buen proceso para calmarse e intentar ver con más claridad.
  • Ayuda profesional: Si tienes un bloqueo mental, un psicólogo te ayudará a gestionar tu baja autoestima, el estrés y la ansiedad ya que aumentando la primera y disminuyendo las otras dos, se reducen los bloqueos.

En ocasiones, creemos que lo podemos solucionar con la ayuda de familiares o amigos o, incluso, uno mismo. Sin embargo, ninguno de ellos tiene las herramientas suficientes para darte para llenar esta caja vacía con la que llegas a la consulta.

Pero, ¿Tiene tratamiento?

Obviamente, hay que acudir a un especialista que nos ayudará a trabajar la gestión de las emociones para poder desbloquearnos.
Ante todo, debemos tomar conciencia que tenemos un problema y averiguar los posibles motivos que lo han podido haber desencadenado y mantenido.
De esta manera, el tratamiento se realiza a dos niveles:

  • Cognitivo: Se trabajan las distorsiones cognitivas que actúan de mantenedoras del bloqueo. La ayuda del psicólogo nos sirve para tener un pensamiento reestructurado, efectivo y funciona, aunque aún pueda doler.
  • Emocional: Reeducación emocional y reaprender las emociones para pasar a la autorregulación, la expresión de las emociones y la reevaluación de aquellas situaciones que producen emociones desajustadas. Por último, intentar desarrollar más la inteligencia emocional y, especialmente, la inteligencia intrapersonal -necesidades y metas- e interpersonal -empatía y motivación-.
  • Conductual: Trabajar la aceptación de la situación traumática que ha originado el bloqueo, dándole un significado realista, que permita integrarlo en nuestra historia vital. Esto permite desarrollar la resiliencia.