Sara se enfada por cualquier motivo.Cuando alguna tarea no le sale bien, o sus padres le dicen que no a una de sus frecuentes exigencias, se pone a gritar, a golpear a cualquier cosa y/o persona.Finalmente, agotada, se encierra en su habitación o en la habitación de los juegos, empieza a llorar desconsoladamente y no permite que nadie entre en el cuarto ni se acerque a ella.Sara sólo tiene siete años

Hace unos años,hubiéramos dicho de Sara que es una niña maleducada, malcriada.Los más puristas hubieran acertado  a esgrimir que la niña tenía un trastorno de conducta; en el extremo opuesto, se hubiera espetado que esto se arregla con “mano dura”.En cualquier caso, ambos se habrían equivocado; Sara refleja claramente la sintomatología de un niño con depresión infantil.

Desde el punto de vista adulto, creemos que los niños viven en el país del Nunca Jamás, como Peter Pan,sin más problemas que ir a clases y, por tanto, ¿ cómo va a deprimirse un niño?¡absurdo! pero los niños son hipersensibles ante su medio ambiente, su contexto; padres divorciados o en trámites de divorcio que discuten sobre la posible custodia delante del niño, dedicandóse no excesivamente bellos adjetivos; situaciones socioeconómicas muy díficiles que producen que el niño pueda compararse con su grupo de iguales y ver qué le falta respecto a ellos, situaciones socioculturales en las que los niños se encuentran bebiendo un aire lleno de reproches, resentimiento y falta de afecto en familias desestructuradas por los más diversos motivos…y los infantes reaccionan ante ello con tristeza, llanto, sensación de aislamiento, soledad, abandono emocional ( sintomatología depresiva) pero también con irritabilidad.

Y hete aquí un gran problema; una elevada irritabilidad indica que el niño se percibe a si mismo con una gran tendencia  a enfadarse y con una sensación interna de rabia ante situaciones cotidianas.Este aspecto es muy importante  ya que es lo que solía pasar desapercibido como un componente esencial de la depresión infantil al conceptualizarlo como un simple problema de conducta, mala educación o al etiquetar al niño sin controles internos.Y, una vez aquí, volvemos al inicio; ahora ya entendemos porque un niño depresivo es irritable pero, también, debemos tener cuidado: no todo niño irritable es depresivo, puesto que pueden existir otras causas diferentes.

Para diagnosticar depresión, además de la irritabilidad debe existir pérdida de interés por actividades que antes consideraba agradables,tendencia a descalificarse continuamente (“soy tonta”,”no sirvo”),disminución de la concentración y pensamientos recurrentes de muerte y/o suicidio, que si duran más de dos semanas, estaremos hablando de depresión mayor infantil y si dura más de un mes, trastorno dístimico infantil.

De hecho, se puede producir depresión incluso en lactantes y bebés, ¿ cómo descubrirlo en las distintas edades?¿ Cuáles son los factores de riesgo?  Será la segunda entrega de esta serie dedicada a la depresión infantil.

Es importante saber  que entre 8-10% de la población infantil padece depresión y que, de hecho, se ha producido un aumento del 30-40% de las consultas en los servicios de salud mental infantil y juvenil así como un aumento de los suicidios entre adolescentes.Los más afectados por depresión infantil son las niñas de clase media y media-baja.

Cuáles son las recomendaciones a tener en cuenta si Ud. cree que su hijo/a podría  estar sufriendo una depresión infantil:

ü  Esté atento por si el niño tiene estrés, para ello,es necesario evaluar las actividades diarias del niño. Pregúntese si tu hijo no está haciendo demasiadas cosas.

ü  Tranquilice a su niño;nada mejor que mimarlo y, a la vez, averiguar sobre su rutina. Esté pendiente sobre variaciones del apetito y/o del sueño, si necesita de nuevas actividades y rutinas.Busque tratamiento médico y psicológico, si es necesario

ü  Busque tratamiento médico y psicológico en el caso de que su hijo empiece a aislarse, comportarse mal, o a hacer comentarios negativos sobre él mismo.