El fin de la terapia psicológica: así se gestionan las altas y los abandonos

Elena acaba de atravesar dos años intensos en su vida. Por fin, tras momentos muy dolorosos y un cambio importante desde el primer día que se sentó en mi consulta, llega el momento del alta. Elena se va contenta y con un futuro prometedor por delante. Nosotros estamos muy felices por ella.

Miguel, tras cinco sesiones afirma que la terapia le están produciendo “incomodidad” y que no nota la mejoría esperada. A pesar de que le intentamos explicar que el malestar inicial es lógico en las primeras fases de la terapia y que quizás se ha impacientado con una excesiva celeridad, Miguel decide abandonar la terapia. Ambas son dos formas distintas de acabar la visita con el psicólogo y de ello, de cuándo acabar la terapia y si hacerlo como una alta o como un abandono, hablamos hoy.

¿Cuáles son las fases del tratamiento de terapia en psicología?

1) Evaluación: en las primeras sesiones se escucha la demanda del paciente y se realiza una evaluación psicológica de sus posibles problemas. Para la mayoría de los pacientes, hacer el paso de llegar a la consulta del psicólogo es una decisión complicada y por ello es importante que se encuentre con un ambiente cálido y empático, en donde se comprenda su dolor. Todo ello puede llevar 2-3 sesiones, dependiendo de si el paciente es adulto, adolescente o niño.

2) Explicación de hipótesis: durante la sesión de devolución, en una sola sesión, se le retorna al paciente si es adulto o a sus padres (si es menor de edad), la información obtenida durante la aplicación de tests y cuestionarios en la fase anterior. Se identifican las conductas problema y el contexto en que se producen, los factores de riesgo y las variables mantenedoras. Con todo ello se puede establecer el mejor tratamiento individualizado y personalizado para nuestro paciente, que es como trabajamos en Siquia.

3) Terapia: es la fase más importante del tratamiento y su objetivo principal es que el paciente aprenda estrategias, habilidades y técnicas necesarias para afrontar el caso que le trajo a terapia. La duración puede variar dependiendo del tipo de persona, del problema a tratar, entre otros factores.

4) Seguimiento: en esta fase es cuando ya se han trabajado la mayoría de los pensamientos y emociones que estaban causando dolor al paciente, de manera que ya empieza a saberlos controlar. Así, el paciente es capaz de aumentar sus actividades tanto cotidianas como agradables y de ver todas las situaciones que estaban siendo constitutivas de un problema desde otra perspectiva. Por tanto, se propone al paciente empezar a distanciar las sesiones. También se trabaja la prevención de recaídas para que el paciente anticipe posibles problemas futuros. Y además, que se haga consciente que puede volver a tener pensamientos negativos o intrusivos, puede volver a presentar tristeza o ansiedad. Sabiendo que la diferencia es que ya se posean suficientes herramientas que se pueden aplicar en estos casos y durante el resto de su vida.

5) Final o cierre: ocurre cuando ha disminuido la frecuencia, la duración y la intensidad del problema que le llevó a consulta. Este es un momento muy importante de la terapia que afecta tanto al paciente como al psicólogo. De cómo se acabe la terapia dependerá la forma en que sea recordada la terapia entera. Es necesario acordar con el psicólogo el fin o cierre de la terapia ya que cuando de forma unilateral el paciente decide acabar el proceso, el riesgo de recaídas aumenta. Obviamente, el hecho de abandonar una terapia con un psicólogo por el motivo que sea, como veremos más adelante, no implica que no se pueda iniciar otra con otro profesional.

¿Cuál es la diferencia entre alta y abandono de la terapia con el psicólogo?

Estos son dos conceptos que no se deben confundir. Así, el alta de la terapia significa que se ha producido un cambio positivo para el paciente en el cual ha extraído un aprendizaje de su propio conflicto tras afrontarlo y usa efectivamente las herramientas terapéuticas. Sin embargo, el escenario más común es el abandono por diversos motivos que después veremos. Vamos a analizar las dos circunstancias por separado.

abandonarPrincipales motivos de abandono de la terapia

Cambio en las prioridades del paciente. De manera que aquello que le llevó a la consulta no le preocupa ya pero eso no significa necesariamente, que lo haya resuelto.

  1. Impaciencia. Muchos pacientes aparte de haberles informado, creen que tras 3-5 sesiones su problema ya debe estar resuelto puesto que lo que buscan son los resultados inmediatos pero no desean realizar el proceso.
  2. Expectativas excesivamente elevadas. Lo cual genera frustración y por tanto, desmotivación. Está relacionado con el punto anterior.
  3. Negación para profundizar en algunos temas. El paciente acude a la consulta con un conflicto que inicialmente quiere solucionar pero a pesar de ello, puede empezar a decir “no quiero hablar de esto”, “esto ya lo tengo superado” cuando en realidad no es así. Por tanto, hay un paciente que se niega a hablar de sus síntomas y un psicólogo que precisa que libere sus emociones, de manera que la terapia se ve bruscamente frenada y genera frustración y desmotivación en el paciente, quien acabará abandonando.
  4. Creencia de que ya no se necesita más terapia. Hay pacientes que abandonan justo cuando empiezan a mejorar. Sin embargo, la mayoría de ellos llegan tras mucho tiempo arrastrando la patología y cuando se inicia el cambio puede asustar, como todo lo que no podemos controlar por nosotros mismos.
  5. Falta de perseverancia en las tareas de casa. La terapia es una tarea al 50% entre el paciente y el psicólogo. Para ello, este último manda al primero “tareas para casa” para realizar en el espacio entre dos sesiones. Si el paciente no las hace, el tratamiento se retrasa y por tanto, no se cumplen las expectativas elevadas, apareciendo de nuevo la frustración y desmotivación que le llevan al abandono.
  6. Mala alianza terapéutica paciente-psicólogo. Se debe a diferentes causas: el psicólogo no ha explicado bien cómo será el proceso terapéutico al paciente, no existe una buena conexión entre ellos, el paciente no responde al tratamiento por desmotivación o expectativas incumplidas.
  7. Actitudes del psicólogo. Aunque es cierto que en la mayoría de los casos que los pacientes abandonan, afirman que el culpable es el psicólogo. Sí que es correcto afirmar que pueden existir problemas de competencia profesional, la personalidad del psicólogo, contradicción entre lo que dice y lo que necesita el paciente…
  8. Cuestiones económicas. Este también es uno de los motivos más escuchados ante un abandono de terapia. Sin embargo, aunque es cierto que existen psicólogos cuya tarifa es elevada, también lo es que en muchos otros casos, no es así. Es cuestión de buscar.

¿Cuáles son las principales consecuencias del abandono de la terapia?

  1. Sensación de pérdida. Sobre todo si se ha hecho de forma repentina y ello conlleva emociones negativas como tristeza o frustración.
  2. No cierres la puerta de un portazo. Dicho de otra forma, si vas a abandonar explícale a tu psicólogo tus motivos, escucha los suyos porque también pueden ser válidos y especialmente, porque son objetivos. Por ello, es importante que vayas a la cita y le digas que quieras dejar la terapia, te entenderá. Pero nunca lo hagas por chat o WhatsApp. Piensa que es lo mismo que salir dando un portazo y podría ser que en el futuro tuvieras que volver a llamar a la misma puerta sabiendo que el psicólogo te atendería igual que si tu fuera primera visita.
  3. No se finaliza. Si comunicas de forma asertiva a tu psicólogo que deseas dejar el tratamiento, posiblemente él te pedirá que acudas a una o dos sesiones más para poder acabar algo que estabais haciendo, centrarte en una situación problema actual. De ninguna manera son para convencerte que sigas en terapia sino para darte herramientas que te puedan ser útiles, incluso si vas a cambiar de profesional.

¿Cómo saber si hemos llegado al alta?

Cuando estamos a punto de acabar la terapia debemos tener en cuenta si se han cumplido los objetivos para los cuales acudimos a la consulta. Siempre dejando una puerta abierta para un contacto en el futuro, si fuera necesario usando el mismo espacio para trabajar los nuevos conflictos. Los indicadores de una próxima alta serían:

  1. Desaparición de la sintomatología. El paciente nota que los síntomas que le llevaron a consulta comienzan a desaparecer, no le angustian o no le preocupan, de forma que se han reducido o eliminado. Sin embargo, este puede ser un cambio superficial.
  2. Progreso evidente porque el paciente ha cambiado aquello que quería. Es posible que aparezcan síntomas diferentes a los actuales, debidos a estresores o dificultades de la vida cotidiana pero que pueda afrontar con las herramientas aprendidas en terapia. En este momento, psicólogo y paciente acuerdan que ha llegado el momento de finalizar la terapia. Aunque puede parecer un tratamiento de años, a no ser que haya un trastorno de personalidad o un problema multifactorial, esto puede llevar varios meses. El fin de la terapia no es necesariamente algo definitivo sino que siempre se puede volver a pedir cita en momentos puntuales en que estos estresores aumentan. En este caso, no debes preocuparte sino volver para realizar un seguimiento puntual.
  3. Estancamiento. Se puede producir por diversos motivos: resistencia del paciente, ponerse a la defensiva ante la posibilidad de afrontar conflictos, no realizar las tareas de casa, mala comunicación entre el psicólogo y el paciente, poco entendimiento acerca de los objetivos a alcanzar… De cualquier manera, sabiendo que la terapia psicológica puede ser larga según el problema y el trabajo emocional nos puede producir incomodidad y malestar manifiesto inicialmente puesto que nos hace salir de la zona de confort, te recomiendo que seas paciente y vayas poniendo en práctica todo lo aprendido en las sesiones.
  4. El psicólogo pone fin a la terapia. En estos casos el paciente puede sentir que aún tiene cosas que decir pero quizás, no es necesario ya hacerlo en el marco de una psicoterapia puesto que su fin último es conseguir suficientes herramientas y conocimiento de uno mismo, dándole una mayor autonomía y aumentando la capacidad de relacionarse consigo mismo, con los otros y con el mundo que le rodea.
  5. La terapia deja de ser efectiva.  Si el paciente encuentra que las sesiones son repetitivas, no encuentra nada nuevo o útil en ellas o se le hacen pesadas, también es el momento de acabar la terapia.

Es importante que tanto el paciente como el psicólogo antes de acabar la terapia, realicen un análisis conjunto y determinar si se han conseguido los objetivos propuestos. Cuando el fin de la terapia es de mutuo acuerdo, el proceso de alta se puede iniciar como una discontinuación de las sesiones de quincenales a una cada tres semanas para posteriormente, pasar a una cada tres meses y finalmente, una cada seis meses y una cada año.

Es el proceso de seguimiento en el cual se pueden tocar temas puntuales o incluso, detectar a tiempo posibles síntomas de recaída. También es necesario tener en cuenta que el fin de la terapia no supone que no podamos retomarla al cabo de un tiempo si vuelven a aparecer problemas que es necesario tratar.

Es muy gratificante para el paciente pero también para el psicólogo irse con una alta. Esto supone que la psicoterapia ha tenido éxito y que el paciente ha podido realizar los cambios que necesitaba y alcanzando los objetivos.